¡Un año más, ha llegado!. Mi fiesta, mi tradición preferida desde siempre vuelve a estar aquí. 23 de abril, día de Sant Jordi!!.
Como siempre me ha gustado leer, es fácil entender que en un día como este, con libros por todos lados, me predisponga de entrada a la felicidad. Puestos de libros en las calles, puestos de libros delante de pequeñas librerías (¡que aún queda alguna y haríamos bien en cuidarlas mucho!).
Libros como una riada, llegando a todos. No quiero caer en el típico tópico de que hoy en día leemos menos, con esto de los móviles e internet, pero tampoco se pueden negar las evidencias. Y para mí, una evidencia es que el día de Sant Jordi todo el mundo quiere libros. Me encanta.
También están las rosas, obviamente. Pese a que no es mi flor preferida, un Sant Jordi sin rosa viene a ser una cosa como extraña, como Zipi sin Zape o la letra “i” sin el punto. De acuerdo, hay combinaciones más típicas, pero soy grafóloga, ¿qué esperabais?.
SOY GRAFÓLOGA, QUÉ ESPERABAIS?
Y puesto que soy grafóloga, os confesaré que cuando veo libros yo no sólo veo historias infinitas que esperan a que yo las encuentre. Veo escritura. Me diréis que ahora todo pasa por la imprenta, que no hay casi nada escrito a mano y tendréis toda la razón.
Pero incluso la tipografía que se escoge para transmitir estas historias tiene una traducción grafológica, y menospreciar la información que nos da por el simple hecho de que no es una escritura manuscrita, tiene la consecuencia de que la percepción del lector se puede ver afectada.
LA ELECCIÓN DE LA TIPOGRAFÍA ES IMPORTANTE
Es tan importante que un error en la elección puede hacer que el mensaje del escritor se pierda por el camino, porque el inconsciente puede captar una información que se contradice con lo que estamos leyendo.
Está claro que el origen de la grafología es previo a la imprenta y por tanto, a muchas personas aún se resisten a entender lo importante que es tener presente la elección de las tipografías en un libro.
LA GRAFOLOGÍA PARA ESCOGER TIPOGRAFÍAS
Es una de mis luchas profesionales, dar a conocer las diferentes aplicaciones de la grafología. Y una de ellas es, como vengo comentando, poder valorar qué tipo de grafía resulta más interesante utilizar en una publicación, en función sobre todo del objetivo y del público al que va dirigido.
Una tipografía de palo, seca, muy recta y que no tenga formas redondeadas para explicar una historia de amor a mí no me cuadra, mientras esté leyendo alguna cosa me hará sentir incómoda, aunque no sepa identificar qué es.
Así que os propongo que si hoy compráis libros (que espero que sí!), os fijéis un poquito en si la tipografía os encaja con la historia que explica, y ya me contaréis!.
Feliz Sant Jordi!